No dejes que termine el día sin haber crecido un poco, sin haber sido feliz, sin haber aumentado tus sueños. No te dejes vencer por el desaliento, no permitas que nadie te quite el derecho a expresarte, que es casi un deber. No abandones las ansias de hacer de tu vida algo extraordinario, ni dejes de creer que las palabras y las poesías pueden cambiar el mundo. No dejes nunca de soñar. Y aun que llorar con la cara descubierta sea de valientes, prefiero ser un cobarde independiente a una egoísta dependiente.