Los humanos hacemos, deshacemos, sufrimos, nos esforzamos y nos desvivimos por hacer eso que se supone nos hará felices. 
El deseo para los humanos es como el hambre, se desea lo que falta. Si no falta no se desea. Y a nosotros nos gusta mucho desear. 
Estamos atrapados en una lógica laberíntica, anhelamos lo que no tenemos y despreciamos lo que tenemos para volverlo a desear. No siempre nos hace felices obtener lo que tenemos ni siempre nos hace felices no obtenerlo. Si la felicidad esta hecha de todo aquello que se puede alcanzar ¿Solo es posible la infelicidad? 
La felicidad no es ese futuro anhelado ni esa foto amarillenta del pasado feliz. La felicidad está hecha de presente.