Hay algo curioso sobre el miedo: su mayor intensidad no se da antes ni durante un ataque, sino después. El miedo barre con tu seguridad y con tus certezas, ya no sabes quién es quien. Pero incluso cuando la paranoia barrió con todas las seguridades sólo hay dudas.
La paranoia es una forma de no equivocarse. Cuando no se sabe en quién confiar, se sabe de quién desconfiar, de todos. Desconfiar de todos es la mejor manera de no ser engañado por ninguno. El precio es el aislamiento. El que desconfía no duda, tiene certeza. Dudar es una manera de confiar. Desconfiar es útil, nos preserva de enemigos ocultos. Confiar, es un poco más divertido. Desconfiar de los que más amas, es más trágico que confiar en un enemigo solapado. El paranoico desconfía de todos, el ingenuo confía en todos. El sabio confía en su intuición. ¿Quién es el enemigo?, es el que te condena al silencio y a la soledad.