Quizá los hilos se rompen, o quizá nuestros barcos se hunden, o quizá somos hierba y nuestras raíces son tan interdependientes que nadie está muerto mientras quede alguien vivo [...].
Quizá es más como dijiste antes, que todos estamos agrietados. Cada uno de nosotros empieza siendo un recipiente hermético. Y pasan cosas. [...] Y el recipiente empieza a agrietarse por algunos sitios. Y, sí, en cuanto el recipiente se agrieta, el final es inevitable. En cuanto empieza a entrar la lluvia dentro del Osprey, ya nunca será remodelado. Pero está todo ese tiempo desde que las grietas empiezan a abrirse hasta que por fin nos desmoronamos. Y solo en ese tiempo podemos vernos unos a otros, porque vemos lo que hay afuera a través de nuestras grietas, y lo que hay adentro se nos ve también a través de ellas. ¿Cuándo nos vimos tú y yo cara a cara? No hasta que me viste entre mis grietas, y yo a ti entre las tuyas. Hasta ese momento solo veíamos ideas del otro, como mirar tu persiana, pero sin ver lo que había adentro. Pero cuando el recipiente se rompe, la luz puede entrar. Y puede salir. " 
- Quentin "Q" Jacobsen, Paper towns.