Quizás sea tímida y me cuesta expresar mis sentimientos. Puede que no siempre pida perdón cuando tengo que hacerlo y lo hago en el momento más inesperado. También puede que tenga días malos y que me enfade con el mundo y también días que me traten de loca por mi euforia inesperada. A lo mejor, no soy la chica más guapa y perfecta de todo el mundo y tampoco presto atención cuando tengo que hacerlo. Tal vez soy una persona desconfiada y no doy la mano a cualquiera ni grito a los cuatro vientos que le quiero. Puede que alguna vez haya hecho cosas sin pensar y al final me las he acabado cargando.
Pero cuando me suelto, me suelto. Si tengo que pedir perdón, lo hago, me trago mi orgullo y lo digo. La locura puede conmigo y arranco una sonrisa a cualquiera cuando puedo. Tampoco busco la perfección, no me gusta, lo perfecto es aburrido y algo que no fuera imperfecto acabaría siendo algo a lo que odiar. Desconfío, porque este mundo está lleno de personas que no saben valorar lo que tienen. Siento decir que soy como soy y que sinceramente, me encanta.