Los humanos solo aceptamos la ayuda cuando realmente la necesitamos. Hasta el castillo mas sólido en algún momento se desmorona, es ahí cuando el suelo se resquebraje, cuando el orgulloso príncipe reclamará por ayuda. No es hartazgo lo que lleva a cambiar, es el hartazgo del hartazgo. No es antes ni después, sino en el momento justo. Ahí cuando el agua esta llegando al cuello. Recién cuando se pase el efecto de la anestesia y se sienta el dolor enmascarado, recién ahí el enojo será angustia y la angustia será un pedido de ayuda. No es antes, no es después, será en el momento justo cuando escapar de la trampa mortal de la soledad sea más seguro que quedarse en ella. Ni antes ni después, sino en el preciso instante que el mundo se nos viene encima es cuando pedimos ayuda. No se puede tirar un salvavidas a quien no sabe que se esta ahogando. 
Cuando el diluvio no cesa, y el agua tapa todo, recién ahí los humanos reclamamos un lugar en el arca. Vinimos a este mundo a ayudar. ¿Qué es ayudar? Ayudar no es darle al otro lo que uno cree que necesita, sino descubrir lo que realmente el otro necesita. Ayudar es ayudar ese arca que salva al otro del naufragio. Ayudar, es ser ese lugar donde poder preservar lo mejor de la especie.